sábado, 27 de noviembre de 2010

CAMINOS, PUERTAS Y VENTANAS

Los otros días mi amiga Paula posteó en su muro de Facebook lo siguiente: apretar send y no mirar atrás. Eso de no mirar atrás después de haber hecho algo o dicho algo sobre lo que no hay vuelta atrás y más si ese no mirar atrás es necesario para poder sobrevivir a ciertos hechos, me ha pasado y me pasa. En mi caso el uso de las puertas y ventanas como metáfora, han sido la forma en que mi mente trata de ubicar las cosas que me suceden, sobre todo en el terreno sentimental.

Soy o mejor dicho era, de cerrar puertas más que de abrirlas. Si algo ya no va más cierro la puerta, tiro la llave y sigo mi camino. Y no retrocedo ni vuelvo a pasar. Me ha ido bien, mal, masomenos y pésimo en algunos casos pero no me arrepiento. El GRAN TEMA es que hay una puerta que me es imposible cerrar. Si bien he hecho una suerte de pacto de convivencia conmigo mismo, y esa situación ya no me genera dolor ni pesar por no estar del otro lado de esa puerta, días atrás cometí el error de pasar por delante de ella y asomarme a ver qué había sucedido en mi ausencia. Y ocurrió lo normal en estos casos: la vida de su propietario siguió y eso me shockeó. No es que deseara que le fuera mal, todo lo contrario, sino que lo primero que pensé fue en las cosas que podríamos haber compartido juntos; dolió un poco no ser parte de ese mundo, lo reconozco, pero al instante hice algo que hasta ahora nunca había hecho: quité el foco y el eje en el otro y lo volví a poner de nuevo sobre mí. Autoestima y ego en las mejores condiciones y bien arriba; y confieso que me encanta, nunca me sentí así en mis 35 años. Y no tengo intenciones de bajarme de eso.

Primero: “cosas que podríamos haber compartido”. Terreno de hipótesis y conjeturas y no de realidades. Y si algo trato es no manejarme con hipótesis, eso me trajo muchos dolores de cabeza y ríos de lágrimas. En todo caso, pensé: no solo yo me perdí de compartir cosas con él, sino él también se perdió de compartir y vivir cosas conmigo. Y segundo: fue él quien basándose en hipótesis y conjeturas decidió por él y lo que es peor, por mí y sin darme opción a hablar siquiera, que de ese mundo yo quedaba afuera. Vueltas de la vida. Primera vez que decido cambiar algo que me había hecho mal durante mucho tiempo y me juegan con la misma carta. Pero algo mucho más importante descubrí: su vida siguió sin mí, pero la mía también siguió sin él.

Ahora que estoy de nuevo en el camino, eso de vivir cerrando puertas ya no quiero más. He ido a lo largo de este año que ya está por dar las hurras, abriendo puertas. En algunos casos golpeando con insistencia a ver si se abrían pero paciencia es algo que no tengo; una, dos y hasta tres golpes puedo dar, cuatro ya no, sigo de largo y a otra cosa. Otras quedaron abiertas y no me preocupa en lo más mínimo: si su propietario decide asomarse veré que hago en ese caso. De lo que sí estoy seguro es que hay por delante muchas más puertas. Y en alguna de ellas estará alguien esperando a invitarme a ser parte de su mundo.

martes, 23 de noviembre de 2010

Noviembre... ¿sin ti?

dicen que dicen
que el tiempo
pasa
que el tiempo
cura
que el tiempo
todo lo cambia.
Yo digo:
Tiempo...
el mejor de mis amigos...
ya nada del pasado
me pesa
ni el futuro me apura
este presente
feliz
es el que cuenta
y aunque no estés
en él
sique rondando
tu recuerdo...